La Archicofradía del Santísimo Sacramento, custodiada por nuestras bellísimas imágenes marianas de la Virgen de la Paz y la Virgen del Reposo, han sido testigo de innumerables navidades. ¿Cuántos rezos y plegarias habrán escuchado cada año en estos días tan señalados?
Un año más recordamos que va a venir el Mesías, tu hijo. Dios hecho niño vuelve un año más entre nosotros a guiarnos como hermanos cofrades.
La Navidad no es un mero recuerdo de un hecho histórico. La Navidad es el eje de la Liturgia cristiana, antesala de la Pascua y Resurrección que los cofrades celebramos año tras año.
Muchas fuentes nos cuentan lo que sucedió en aquellos días, Mateos y sobre todo Lucas lo relatan en sus evangelios.
Ya en el siglo IV, el Papa Julio I fijó el inicio de la Navidad el 25 de diciembre y la epifanía el 6 de enero.
El término Navidad resulta del latín “Navitas” = nacimiento.
El nacimiento de Jesús es el acto más grande que el todopoderoso tenía guardado para los hijos de su creación. Su hijo ya era hombre, pisaba la tierra y con ello su proyecto estaba en marcha. En aquella primera Navidad se abrió la puerta de la Luz en la tierra, acto que llevaría a la humanidad a la salvación.
La Navidad nos trae ese mensaje de amor, de entrega infinita e incondicional, de salvación. Un mensaje que debemos recibir cada uno y compartirlo con nuestros prójimos.
Como cofrades recibimos el AMOR, con mayúscula y amor debemos regalar, festejar que se repite el milagro de nuevo y así convertirnos en nuevos pastores propagando la buena noticia del nacimiento del Divino Redentor.
El cristianismo tuvo su origen en el mismo momento del nacimiento de Jesús, así pues, la Navidad es y debe ser la fiesta de la familia.
Tuvo su origen en ese pesebre donde no había más calor que el de unas cuantas bestias y el de los corazones de sus Padres orgullosos de su primogénito.
Los pilares básicos y fuertes de la familia se instituyen aquí, en el amor de los padres hacía su hijo pobre, desnudo e indefenso. Al que había nacido para sembrar el amor solo le dio una cosa: UNA FAMILIA.
Este año debemos buscar más allá de nuestro entorno, no debemos quedarnos con las luces, regalos y festejos. No olvidemos que alguien cercano lo puede estar pasando mal en estos momentos. Estas Navidades seamos solidarios con todos aquellos que sufren la pérdida de un ser querido, están enfermos, pasan hambre, son discriminados socialmente…
Pidamos, a nuestras madres, más cercanas, la Virgen de la Paz y la Virgen del Reposo que, al recordar este año, la venida de su hijo, nos traiga, sobre todo salud y que abra nuestro corazón a la solidaridad de todos.
Vocalía de Culto y Espiritualidad